Novena a San José

Con meditaciones de la Carta Apostolica Patris Corde de SS Francisco

II Día – San José Padre en la Ternura

1. Inicio: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

2. Motivación: En este segundo día de la novena, contemplamos a San José como PADRE EN LA TERNURA.

3. Meditar

Jesús vio la ternura de Dios en José: «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo temen» (Sal 103,13).

José ciertamente habrá oído el eco de que el Dios de Israel es un Dios de ternura, que es bueno para todos y «su ternura alcanza a todas las criaturas» (Sal 145,9). La historia de la salvación se cumple creyendo «contra toda esperanza» (Rm 4,18) a través de nuestras debilidades.

Muchas veces pensamos que Dios se basa sólo en la parte buena y vencedora de nosotros, cuando en realidad la mayoría de sus designios se realizan a través y a pesar de nuestra debilidad. José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que

Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad.

Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca.

A veces, nosotros quisiéramos tener todo bajo control, pero Él tiene siempre una mirada más amplia.

 

4. Rezar: PADRE NUESTRO…. AVE MARIA… GLORIA…

5. Petición: San José Hombre de la ternura.

Oh, san José, tu trabajo te llevaba a relacionarte a menudo con la gente, y en ello diste pruebas de atenta cortesía y de calurosa acogida.

Oh san José, tierno esposo de María, tú compartes con ella las alegrías y dificultades en la misión de cuidar al Hijo de Dios y ayudarlo a crecer.

San José, ensáñanos a amar a la Iglesia, a ser fieles a la Eucaristía, a participar en su misión y a hacerla crecer con nuestra vida de fe, con nuestro anuncio de la Buena Noticia y con nuestro ejercicio de la caridad.

6- Oración final

Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.

Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal.

Amén.

Y si queres podes rezarle cada día las letanías
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